Cena-Coloquio con D. Pedro Schwartz Girón

Álvaro de Simón Ballesteros

Cena-Coloquio con D. Pedro Schwartz GirónDon Pedro Schwartz ha sido nuestro invitado de excepción en la segunda Cena-Coloquio del curso, transcurri- da en un ambiente ameno y de cordialidad. Ya desde su llegada dio muestras de su gran sentido del humor cuan- do, ante la variedad de carreras de los colegiales que acudimos a la cena, comentó que no sabía si estaría a la altura a la hora de responder a las distintas preguntas. Comenzamos con un breve repaso de la génesis del Liberalismo en España.

Las dos líneas fundamentales que ha seguido éste en nuestro país han sido, por un lado, la más radical, hija del pensamiento revolucionario, cuya postura se basaba en la ruptura con todo lo caracterís- tico del Antiguo Régimen. A la postre ésta desemboca en la Constitución de 1812, la “Pepa”, con la que se ha mostrado muy crítico.

Por otro lado, encontramos una vertiente moderada, que tiene su arraigo en la escuela escolástica española y cuyo máximo representante fue Jovellanos, personaje por el que D. Pedro mostró una profunda admiración. Adentrándose en temas más actuales, se hizo referencia a la delicada situación por la que atraviesa nuestro país. En este sentido criticó especialmente la dinámica de la economía en los últimos años, centrada en el gasto y la demanda crédito lo que ha llevado al colapso del sis- tema. De este modo se ha puesto en grave riesgo los fundamentos del Estado de bienestar, en el que el ciudadano considera que el Estado está obligado a garanti- zarle sus derechos.

Fiel a su óptica liberal, Don Pedro ha señalado que el individuo debe recibir aquella cantidad que le corresponda por el trabajo realizado. En última instancia mostró su confianza en que sólo a través de la iniciativa privada se puede crear calidad. Siguiendo con sus planteamientos, a escala internacional insistió en la deuda que el mundo occidental tiene con el “Imperio Norteamericano”. No obstante, ha criticado distintos aspectos de su economía como la excesiva deuda pública o sus estrategias militares. Ya en el ámbito personal, desde un principio D. Pedro hizo gala de su espíritu abierto. El liberalismo, como ha señalado, es una “gran familia” donde todos tienen cabida, respondiendo así a las diversas preguntas que han surgido a cerca de la compatibilidad de la doctrina católica con sus postulados liberales. En referencia a su propia vida ha señalado como estudió derecho en su juventud sin demasiada vocación inicialmente. Sin em- bargo todo dio un giro a raíz de su viaje a Londres, a la London School of Economics, donde conoció a uno de los más brillantes pensadores del Siglo XX: Karl Popper, asistiendo además a sus clases. Lector empedernido, nos ha confesado que consagraba sus horas de universitario a la lectura de los grandes au- tores franceses. Esto no le impidió llegar hasta cima del éxito, siendo además portador de uno de los grandes va- lores paulinos “señor de uno mismo y para los demás”.

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